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| Foto: Antonio Cotarelo (2019) - Parroquia Virgen de la Providencia y San Cayetano - Madrid. |
Como músicos y compositores, en los últimos 25 años han cantado en los principales auditorios, teatros, medios, festivales y recintos de nuestro país, han grabado varios discos y han obtenido varios premios musicales, tanto nacionales como internacionales. En abril de 2019 clausuraron el Congreso Nacional de Vida Consagrada ante 600 personas en el auditorio de la Fundación Pablo VI en Madrid.
El nombre de esta agrupación sorprende un poco, pero significa exactamente lo que ofrecen: “el alma de la voz”. Todos los instrumentos, y la voz lo es, tienen un “alma”, una pequeña pieza a modo de centro de la que parten todas las resonancias del mismo, sin la cual no sonarían con la misma intensidad, belleza y armonía. En la persona pasa un poco lo mismo: cuando nos olvidamos del alma y la dejamos fuera de nuestra actuación, la vida no resuena ni se comunica con el mundo con esa misma belleza, intensidad y armonía a que nos invitan los textos de los místicos de nuestra literatura española.
Su misión como grupo musical es triple: transmitir valores y sensibilidad a través de la poesía musicalizada, deleitar al público creando una atmósfera de escucha, recogimiento y bienestar emocional, y difundir la cultura poética iberoamericana en idioma español. Si bien su repertorio de “Caminos del Alma” está basado en tres de los grandes místicos españoles (Santa Teresa, San Juan de la Cruz y Fray Luis de León), también incluyen en repertorio alguna obra poética de reconocidos autores católicos contemporáneos como Valentín Arteaga (teatino) y Generoso García Castrillo (redentorista).
En su concierto “Caminos del Alma” proponen un itinerario que se inicia con la pregunta de la primera canción "Si tú no estás, Señor, ¿a dónde iré?" y finaliza en la entrega total de Santa Teresa "Ya toda me entregué y di, y de tal suerte he trocado, que es mi Amado para mí y yo soy para mi Amado". Un itinerario de crecimiento personal, espiritual y trascendente. Y a pesar de venir de tan lejos, siglo XVI, es algo de una modernidad sorprendente, como explicarán brevemente en los tres bloques de su concierto-meditación.
